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Carne de burro y animales enfermos: cierran un matadero ilegal que servía a locales asiáticos

Las autoridades han decretado el sacrificio de los mamíferos, contaminados con salmonela, para que no representaran un peligro para la salud pública

Carne de burro y animales enfermos: cierran un matadero ilegal que servía a locales asiáticos

Entrada del matadero clausurado por el Seprona. | Guardia Civil

Hasta ocho locales de comida asiática en diferentes provincias recibían carne procedente de animales de todo tipo sin que hubiera ningún control sanitario anterior. Ese el es el estremecedor descubrimiento que ha hecho esta semana el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), que ha clausurado un matadero ilegal situado en la Comunidad de Madrid y realizando inspecciones en todos los restaurantes a donde iba destinada la carne.

La operación tenía su origen en las vigilancias que realiza el Seprona en virtud de los cometidos que tiene asignados en la lucha contra el fraude alimentario. De hecho, los controles se vieron intensificados tras conocerse el primer caso de gripe aviar detectado en febrero de este año en la Comunidad de Madrid, lo que puso a los investigadores sobre la pista de esta trama.

En total, los guardias civiles han localizado hasta 650 animales, entre gallinas, patos, cabras, cerdos y burros, que fueron puestos en cuarentena y sometidos a las pruebas pertinentes por personal técnico de la Comunidad. Eso si, gran parte de las pruebas realizadas arrojaron resultado positivo en salmonela entérica, por lo que se ha decretado el sacrificio de los animales para que no representaran un peligro para la salud pública.

La situación de insalubridad del establecimiento propició la detención de seis personas, todas ellas de origen asiático, continuando el operativo a localizar e intervenir todo el género distribuido. Los delitos contra la salud pública que se les pueden imputar son varios, ya que este tipo de instalaciones requieren estrictos controles veterinarios previos al sacrificio y tras el mismo, además de cumplir las medidas sanitarias para asegurar el estado sanitario de los animales y productos en todas las etapas de producción, transformación y distribución.

Además del apartado sanitario, se les atribuye otro delito de maltrato por la ausencia de medidas de bienestar animal y métodos de aturdimiento en el sacrificio para evitar sufrimiento innecesario tal y como establece la normativa. Por otro lado, a los seis detenidos (5 hombres y 1 mujer), los cuales regentaban el matadero, realizando sacrificios y distribuyendo la carne, se suma la investigación de la Guardia Civil a doce personas más por delitos de estafa, contra el mercado y los consumidores y contra la salud pública. La operación ha permitido intervenir 350 kilogramos de carne, que estaba dispuesta para su distribución al público.

Ventas en Madrid, Andalucía, Asturias o Valencia

La actividad, completamente clandestina, se ubicaba en el entorno de influencia del primer foco de gripe aviar detectado en Madrid el pasado mes de febrero, pero su alcance era nacional. En concreto, el entramado tenía puntos de venta en El Molar, Aranjuez y Fuenlabrada (Madrid), Lebrija (Sevilla), Lucena (Córdoba), Fuente del Fresno (Ciudad Real), Manises y Alfafar (Valencia), Lugones (Asturias), Liencres (Cantabria) y Basauri (Vizcaya).

Pero para llegar hasta aquí, el Seprona ha tenido que estar meses trabajando. Tras analizar el foco de gripe aviar, los agentes lograron ubicar una parcela en una localidad de Madrid, donde la Guardia Civil constató el sacrificio de animales y observó la quema de restos dentro de la misma explotación.

La actividad operativa descubrió que los investigados sacaban la carne de los animales sacrificados en furgonetas o turismos sin cadena de frío. Luego, la mercancía era transportada en unas ocasiones hasta un polígono situado en Fuenlabrada, lugar desde el cual se distribuía a restaurantes y establecimientos regentados por ciudadanos asiáticos o a través de un establecimiento que introducía la carne en sus neveras y posteriormente se distribuía a través de un servicio de mensajería.

El transporte se realizaba sin ningún tipo de control sanitario, por lo que tras realizar todas las comprobaciones en materia administrativa de la explotación y la distribución se procedió en colaboración con inspectores de Dirección General de Agricultura, Ganadería y Alimentación, a realizar un registro en la explotación ganadera con la correspondiente autorización judicial.

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