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Sanidad

¿Por qué ya nadie quiere ser médico de familia?

De las 218 plazas que se quedaron sin adjudicar en la última convocatoria MIR, 200 fueron de Medicina Familiar y Comunitaria

¿Por qué ya nadie quiere ser médico de familia?

Una concentración por la escasez de sanitarios. | Juan Manuel Serrano Arce (Europa Press)

De las 218 plazas que se quedaron sin adjudicar en la última convocatoria MIR, 200 fueron de Medicina Familiar y Comunitaria, una situación preocupante para la Atención Primaria, un área donde se espera un alto número de jubilaciones en los próximos cinco años y que necesita relevo.

Los médicos de esta especialidad llevan años denunciando la precariedad en los centros de salud y la falta de personal para atender a todos los pacientes, condiciones que han acabado desencadenando en una situación que pone en peligro la Atención Primaria por la falta de interés de los nuevos médicos en cubrir estos puestos. 

Una cantidad insuficiente de plazas

El principal problema es que el número de plazas que hay en los centros de salud no son suficientes para atender correctamente a todos los pacientes, apunta a THE OBJECTIVE Vicente Matas, coordinador del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada. 

Esto es consecuencia, según apunta Matas, de la infrafinanciación en este ámbito de la salud pública. «Los recortes en Atención Primaria fueron muchos más que en el resto del sistema sanitario, hasta tal punto que hace muy poco que se ha recuperado la inversión que se hacía en el año 2009», apunta el especialista, que insiste en que esto se lleva advirtiendo desde hace años. «No se invierte lo suficiente, no se crean las plazas suficientes de médicos», denuncia. 

Esto hace que los médicos de familia atiendan muchos más pacientes del número que sería ideal para poder dedicarles el tiempo necesario, una situación que afecta al profesional, que sufre una saturación de trabajo, y al paciente, que debe esperar días, a veces semanas, para lograr una cita con su médico y, cuando la consigue, es de escasos minutos.

«La carga asistencial cada vez es mayor y con la pandemia se ha desbordado más», apunta por su parte Pilar Rodríguez, vicepresidenta y responsable de docencia de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). «Es la pescadilla que se muerde la cola, cuanto menos se elige, menos plazas hay cubiertas y eso va a hacer que los que elijan vean todavía más vacante la situación», añade Rodríguez, que insiste en que esto «es un problema a largo plazo para el sistema sanitario».

«Nos encontramos en una situación en que a pesar de tener 40, 50 o 60 pacientes diarios, hay unas demoras de una semana, de diez días, y lo que pasa es que cuando un paciente no consigue la cita en un tiempo razonable va al hospital, lo que supone más gasto, más presión sobre las urgencias, etc.», denuncia Matas. 

«En la pandemia ha sido especialmente castigada (la Medicina de Familia) porque se les han inflado muchísimo las listas, la parte telemática se ha comido mucho de la parte presencial, se juntan bastantes factores», apunta por su parte Juan Jiménez Sánchez, secretario general de la Asociación MIR España (AME).

«Esto no es que nuestra especialidad carezca de valor, ni mucho menos, es que las condiciones en las que se está haciendo de falta de personal supone una carga que la gente joven prefiere buscar otras opciones, que es lógico y lícito», apunta Rodríguez. 

La precarización de la especialidad 

Otro aspecto que denuncian los profesionales es la precarización de esta especialidad, lo que no solo hace que se queden plazas sin adjudicar, sino que además, un gran porcentaje de quienes finalizan sus cuatro años de especialización en Medicina de Familia acaba abandonando los centros de salud para buscar trabajo en hospitales o incluso en el sector privado. 

«La dramática precarización que la especialidad viene soportando en las últimas décadas ha afectado la visión de perspectiva de desarrollo profesional de los especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria», denuncian desde la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), que añade que «a la infrafinanciación crónica y mantenida de este nivel asistencial se debe añadir la ausencia de innovación organizativa por parte de las administraciones, así como la pésima política de gestión de recursos humanos». 

«La estabilidad y la precariedad es la nota dominante en la Atención Primaria, a pesar de que se están dando cuenta y hay comunidades autónomas que empiezan a ofrecer a los que terminan contratos de más larga duración y, pero bueno, todavía es anecdótico», apunta Matas. 

A esto se suma, según apuntan los tres especialistas a este periódico, los contratos que se ofrecen desde las administraciones públicas en Medicina Familiar y Comunitaria para cubrir vacantes a médicos que no han obtenido la especialidad a través de los cuatro años de residencia. Esto, apuntan, desmoraliza a los residentes y perjudica a los pacientes, que están siendo atendidos por alguien que no tiene la formación para desempeñar ese puesto, denuncian desde las sociedades médicas. 

Por otra parte, desde la Asociación MIR España quieren poner la atención sobre el hecho de que las condiciones de trabajo son distintas según la comunidad autónoma en la que se ejerza la especialidad. «Habría que ver también qué no se está haciendo para promover que se quiera ir a zonas tan necesitadas de Atención Primaria, como son las zonas más rurales», apunta Jiménez.

Invisibilización de la Atención Primaria

Desde la Semfyc denuncian que uno de los motivos por los que los médicos no quieren dedicarse a esta especialidad es la invisibilización a la que se ha visto sometida, especialmente durante la pandemia de covid-19, «siempre narrada desde los datos de la atención hospitalaria y los ingresos en unidades de UCI, sin tener en cuenta la actividad presencial desarrollada por los profesionales de Atención Primaria». 

A esto se suma, apuntan desde la sociedad, «la escasa presencia de la especialidad en las facultades de Medicina y los programas de grado de Medicina». «Los futuros médicos y médicas pueden no estar eligiendo Medicina de Familia debido a que es una especialidad sin presencia significativa en la universidad: lo que no se conoce, no se elige», critican. 

«A la hora de elegir la especialidad intervienen desde luego la vocación, que le guste o no le guste, que la conozca, muchos de ellos no lo conocen lo suficiente porque en la facultad se participa muy poquito de la Medicina de Familia y ese también es uno de los factores que influyen, que no se puede elegir lo que no se conoce», señala en el mismo sentido Pilar rodríguez, de la SEMG.

«Por todo ello, desde la semFYC también solicitamos como medida complementaria, el reconocimiento de la especialidad de Medicina de Familia como Área de Conocimiento en las universidades, como paso previo a la creación de Departamentos de Medicina de Familia en las Facultades de Medicina», concluyen desde la sociedad médica. 

Desde la AME, Juan Jiménez apunta que esta situación depende de la universidad en la que se estudie, pero admite que en su caso, por ejemplo, la mayor formación en el área fue una petición de los alumnos y no algo ya establecido. «No hay prácticamente asignaturas específicas sobre ello», critica. Sin embargo, señala que hay otras especialidades desconocidas que sí se eligen, por lo que insiste en la importancia de «las condiciones laborales».

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