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Malditas rebajas de enero

No voy de rebajas porque la única ropa de las rebajas que me queda bien es la que ponen en la sección «Nueva colección»

Malditas rebajas de enero

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Si algo bueno tiene ponerse como un zollo por los excesos de Navidad, es que esta lorcita prominente es un inhibidor implacable del deseo de comprarme ropa en las rebajas. Así que lo comido (nunca mejor dicho) por lo servido. El dinero invertido en las viandas de diciembre es el que me ahorraré en las rebajas de enero. 

De todas maneras, ésta es una excusa —y no barata, porque el precio de la comida está por las nubes— para autoconvencerme por un lado de que no pasa nada por el consumismo de diciembre y por otro de que no me compro ropa en rebajas porque después de un mes y medio jalando como una tiranosauria no me voy a ver bien con nada. 

Antes responsabilizaba a los espejos de los probadores de no verme todo lo guapa y lo reina que soy; luego fue la iluminación de las tiendas las que no hacían justicia a mi belleza y ahora he asumido que son los polvorones. Pero lo que ocurre de verdad es que no voy de rebajas porque la única ropa de las rebajas que me queda bien es la que ponen en la sección «Nueva colección». Ésa sí que estiliza este cuerpo que la fiesta de cumpleaños del Niño Dios me ha dejado. 

Hablando de fiestas de cumpleaños, siempre me han dado un poco de pena quienes los cumplen en diciembre porque a la gente le va como a desmano celebrar más cosas. Me parece una faena lo de cumplir años en Navidad o año nuevo porque no eres el eje central de las felicitaciones y la gente está feliz (o nostálgica) por otras razones, no por ti, protagonista de nada. Pero lo que me parece una faena suprema es cumplir años el día de reyes o justo después de fiestas. La gente, incluido el cumpleañero, está hasta el gorrete de reuniones y se les hace regalos como quien da un premio de consolación y casi exigiéndoles que pidan perdón por hacernos gastar más en estas fechas tan malas. 

Mi solidaridad con quienes cumplen años estos días. Y desde aquí una llamada a la reflexión a los futuros padres: borrad de vuestro calendario fértil el mes de abril. Stop partos en enero.

Por lo general, un plan de ir de tiendas ya, de normal, me apetece tanto como golpearme el dedo pequeño del pie con la pata de la cama, así que no te cuento nada en época de rebajas. La única cosa para la que me parecen útiles estos días del frenesí del descuento es que puedes devolver lo que te trajeron los Reyes y comprarte lo mismo, pero más barato y quedarte con el dinero que sobra. Una jugada maestra que me ha contado una amiga.

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