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Las escamas de pescado, un nuevo material de la moda sostenible

Las escamas de pescado se han hecho un hueco en el mercado de la moda y ya son utilizadas como material para hacer bolsos, zapatos y complementos

Las escamas de pescado, un nuevo material de la moda sostenible

La preocupación por la sostenibilidad llegó a la moda hace ya años. Cada vez hay más marcas preocupadas por su impacto en el medioambiente y más empresas dedicadas a la moda sostenible. En este afán por la sostenibilidad, las escamas de pescado se han hecho un hueco en el mercado de la moda y ya son utilizadas como material para hacer bolsos, zapatos y complementos.

Al contrario del pensamiento general, la piel de pescado no huele cuando se utiliza para hacer complementos porque es tratada con el fin de evitar que esto ocurra y, además, es un material muy resistente y flexible que ofrece muchas posibilidades a los diseñadores y fabricantes.

El hecho de que sea un material animal puede generar cierto rechazo y dudas sobre su sostenibilidad, pero la piel de pescado tiene numerosas ventajas, y no solo para el medioambiente.

Restos de la producción alimentaria

Las escamas de pez que se utilizan en la industria de la moda proceden de los restos del pescado que ha sido utilizado en la industria alimentaria.

Habitualmente, la piel de los pescados que se venden al mercado es desechada porque no suele generar beneficios al venderla. Ahora, desde hace unos años, las marcas de moda que la utilizan como material han dado una nueva vida a este producto que, en lugar de acabar en el vertedero o en los ríos, es reciclado para formar parte de la moda sostenible.

Las pieles de salmón, bacalao y perca son algunos de los más utilizados por estas marcas, como Idunnbags, una empresa española que decidió optar por este material para sus bolsos.

Materiales y procesos naturales

Las escamas de pescado son curtidas y tintadas para poder ser utilizadas como material para crear bolsos y otros accesorios, un proceso en el que se elimina el olor del pescado. Para realizar estos procesos, las marcas de moda sostenibles utilizan técnicas ecológicas.

Por ejemplo, Idunn Bags utiliza piel de pescado que ha sido tratada con agua caliente procedente de fuentes geotérmicas y en cuyo proceso de curtición se utiliza energía procedente de una central hidroeléctrica renovable.

La diseñadora brasileña Barbara Della Rovere, afincada en Roma, también opta por procedimientos ecológicos para curtir y tratar las pieles que luego utiliza en sus bolsos y complementos. Así, las escamas que utiliza no están tratadas con productos químicos.

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Las escamas de pescado son curtidas y tintadas para poder ser utilizadas en la creación de bolsos y complementos. | Foto: CONACYT

Una ayuda para los trabajadores locales

La piel de pescado no son un material de la moda sostenible simplemente por ser respetuoso con el medioambiente, sino que también supone una nueva oportunidad de negocio para los trabajadores de pequeñas localidades de pescadores de diferentes partes del mundo.

En el sur de Brasil, en la bahía de Paranaguá, las mujeres de una cooperativa se encargan de quitar la piel de lo que pescan sus maridos para vender la producción limpia en el mercado. Ellas fueron las primeras proveedoras de la diseñadora Della Rovere.

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En el lago Turkana de Kenia, una zona desértica con un elevado nivel de pobreza, los pescadores pescan perca del Nilo. La empresa Victorian Foods procesa el pescado, lo corta en filetes y lo transporta a otras zonas del país.

Durante años vendían la piel del pescado a 10 céntimos de dólar pero, debido a que no era rentable, comenzaron a destruirla. Ahora, la piel se vende a la industria textil, para lo que la empresa ha contratado a más de 20 mujeres y depende ya de hasta 300 pescadores, por lo que ha supuesto una gran ayuda para los trabajadores locales.

La “moda azul”

La llamada economía azul, que busca desarrollar productos biológicos con materias primas procedentes del mar y de los ríos, ha llegado a la moda y el uso de las escamas de pez es un ejemplo que lo demuestra.

El sector textil es uno de los más contaminantes, pues depende de una gran cantidad de suministro eléctrico y agua para poder funcionar. Por este motivo, encontrar materiales y procesos de producción sostenibles y respetuosos con el medioambiente es de gran importancia para la industria de la moda.

Además, el uso y la implantación de la economía azul en la producción de ropa y complementos beneficia también al sector de la pesca y producción de productos de pescado.

Se calcula que alrededor del 35% del pescado y marisco del mundo se pierde o se desperdicia. Así, la moda hecha de esta forma le da un nuevo uso a un producto que de otra forma acabaría en la basura. Por otra parte, la industria del pescado emplea a alrededor de 60 millones de personas en el mundo, muchas de las cuales viven en pequeñas localidades de tradición pesquera.

La especialista de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Jacqueline Alder recuerda que “las oportunidades de la gente que vive en pequeñas comunidades pesqueras son muy limitadas y, si se crea un valor para esa parte del pescado que se desecha, mejorarán las condiciones de vida de muchas personas”.

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