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Cataluña

Cayetana Álvarez de Toledo: «Las élites españolas tienen una gravísima responsabilidad en lo que ha pasado en Cataluña»

Hablamos con Cayetana Álvarez de Toledo sobre los indultos a los presos catalanes, sobre cómo combatir el separatismo en Cataluña o la división de la derecha española

Para Cayetana Álvarez de Toledo las élites españolas tienen «una gravísima responsabilidad» con «la ruina» que se ha producido en Cataluña y la fractura en términos de convivencia en el conjunto de España, por su «condescendencia sistémica con el nacionalismo y su falta de compromiso con la Constitución y los valores democráticos».

Si bien ya no es portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo nunca ha dejado de dar la batalla y lo sigue haciendo desde su sillón en el Congreso como diputada popular. Hablamos con ella sobre los indultos a los presos seperatistas catalanes, cómo combatir el secesionismo en Cataluña, la ruptura de la derecha española y la estrategia que debe tomar el PP, y sobre las amenazas más recientes en algunos países latinoamericanos como Perú, Venezuela o Argentina.

¿Además de contra el coronavirus, contra qué más estás vacunada?

Contra el adanismo, la irresponsabilidad y el desestimiento.

¿Cómo va tu libro? ¿Qué día lo tendremos en la redacción?

Espero que en otoño, en octubre o noviembre. Voy con retraso, como casi todas las personas que se ponen a escribir; mis editores me persiguen, espero poder cumplir con las fechas del contrato.

El Círculo de Economía de Cataluña se ha puesto del lado de los indultos. También se ha pronunciado a favor de ellos el presidente de la CEOE (Antonio Garamendi).

Me parece un hecho lamentable. Creo que las élites españolas tienen una gravísima responsabilidad con lo que ha pasado en Cataluña. Su condescendencia sistémica con el nacionalismo y su falta de compromiso con la Constitución y los valores democráticos explica en buena medida cómo hemos llegado hasta aquí, la ruina que se ha producido en Cataluña y la fractura que se ha producido en términos de convivencia en el conjunto de España. Las élites han tenido una actitud funcionarial respecto a la democracia, es decir, han considerado que la democracia es algo que, una vez que lo ganas, ya lo tienes para siempre, y no es verdad. La democracia hay que defenderla día a día, hay que invertir en ella, defender activamente –de manera militante– los valores democráticos y constitucionales. Las élites españolas no han estado a la altura de su responsabilidad.

Esta semana hemos tenido un acto muy bonito en Congreso de homenaje a Jaime Carvajal. Jaime era un buen amigo mío y era una persona que formaba parte de la élite, pero que entendió que, como parte de la élite, tenía un compromiso y una responsabilidad con su país, con la defensa los valores de la Transición, de la Constitución y de la concordia. Actuó de manera militante en defensa de esa concordia. En cambio, tenemos personas en Cataluña, en el conjunto de España, que tienen posiciones privilegiadas y que no están a la altura de la defensa de la democracia.

En una entrevista reciente hablaste de cuatro ‘Ps’ que nunca ha tenido y que necesita Cataluña. Son: «presencia, prestigio, presupuesto y poder». ¿Cómo se amplía el espacio de los demócratas en Cataluña?

Con estas cuatro cosas. No es que Cataluña no haya tenido eso, eso lo ha tenido la mitad de Cataluña, la mitad nacionalista, la mitad desleal, la mitad intolerante, la mitad que ha promovido un proceso de ruptura interior y exterior; y la mitad demócrata, la mitad tolerante, la mitad que cumple la ley, la mitad que sí acepta vivir con personas distintas que piensan de otra manera, que no pretende imponer sus ideas, no ha tenido nada eso. No solo no lo ha tenido, sino que ha tenido desamparo, abandono, arrinconamiento y humillación.

Cayetana Álvarez de Toledo: «Las élites españolas tienen una gravísima responsabilidad con lo que ha pasado en Cataluña»
Foto: Carola Melguizo

La manera de resolver, aunque nunca se puede resolver del todo, pero intentar avanzar hacia una etapa nueva en Cataluña, es precisamente ampliando el espacio de los demócratas, sacando al constitucionalismo de la invisibilidad, dándoles poder, presencia y presupuesto y todo lo que no han tenido hasta ahora. Exactamente lo contrario de lo que hacen los indultos. Los indultos mantienen a Cataluña condenada a seguir en la situación actual, mantienen viva una política de apaciguamiento que es la que ha traído a Cataluña hasta aquí, condenan a Cataluña a seguir en el bucle identitario, un bucle narcisista, del agravio, de la ficción, de la ensoñación y Cataluña lo que necesita es pasar de esa etapa casi adolescente, de la queja permanente, a una edad adulta de libertad, de responsabilidad. Haciendo lo contrario de lo que hace el Gobierno de Sánchez.

Una cuestión es lo que necesita Cataluña y otra cómo conseguir esos cuatro puntos, porque no es fácil.

¿Por qué no es tan fácil? ¿Por qué no es fácil que el Estado, la democracia, los españoles, las élites, dediquen a Cataluña presupuesto, otorguen al constitucionalismo visibilidad y presencia, lo toquen fortaleza, respaldo moral? El problema es que no lo han tenido, no es que haya fracasado esa política, es que jamás se ha ensayado en Cataluña. De hecho, la única que se ha ensayado es la que nos ha llevado a esta situación de ruina, revolución y ridículo.

«Hay que empezar una etapa nueva, pasemos página», dice el Gobierno. Yo estoy de acuerdo, pasemos página, pero entonces hagamos algo distinto. Pues se va a hacer exactamente lo mismo que nos ha traído hasta aquí, con los mismos protagonistas, con las élites, con el Círculo de Economía, con esa inmensa red clientelar de la que vive el nacionalismo, esa costra que impide que el constitucionalismo, la democracia, la libertad individual, y la prosperidad afloren en Cataluña y que ésta sea la comunidad que podría ser: una Cataluña centro de la libertad, que lo fue en una época y que ha dejado de serlo.

El 13J se salió a la calle contra los indultos y a favor de la unión de España. ¿Sirvió de algo?

Yo creo que sí. Para empezar, es un acto moral, como dijo Andrés Trapiello, uno sale porque es un acto moral, uno sale a defender el derecho democrático de los conciudadanos a vivir juntos, distintos, en un ambiente de libertad e igualdad, es un hecho moral.

La movilización es enormemente importante en democracia, los partidos políticos tienen la posibilidad de actuar en los parlamentos y las instituciones y deben hacerlo y los ciudadanos tienen otra posibilidad también que es manifestarse, protestar en las calles, y esa movilización es esencial para que podamos defender la España constitucional. Sin una movilización en la calle la España constitucional estaría abocada al fracaso que buscan sus odiadores.

¿Se necesita salir más a la calle?

Sin duda, saldríamos con naturalidad y sin absurdos y peregrinos debates internos sobre con quién nos fotografiamos. La Constitución se hizo con gente muy distinta, había comunistas o excomunistas, gente que venía del régimen franquista y que avanzó hacia la democracia, gente muy distinta de Fraga o Carrillo, había incluso nacionalistas, y la gente muy distinta tiene que manifestarse junta en defensa de su orden constitucional.

Precisamente, Santiago Carrillo fue uno de los artífices de la Constitución de 1978. Los comunistas de antes no son como los de ahora.

Carrillo trabajaba activamente por la Transición y la Constitución, dejando de lado sus ideas más radicales comunistas. En cambio, hoy en día el mundo de Podemos es un mundo del Carrillo de Paracuellos, no es un mundo de Carrillo de la Transición, de hecho reniegan de Carrillo. El señor Iglesias y su entorno han abjurado de Carrillo, que les parecía un hombre demasiado reformista. Ellos eran de la ruptura, de los que trabajaban para impedir que la transición prosperase y ahora están, ese es el gran drama, dentro del sistema gracias al Partido Socialista, están en el corazón mismo del Gobierno de la Nación.

Cayetana Álvarez de Toledo
Foto: Carola Melguizo

El pasado domingo no hubo foto en Colón. La semana pasada estuvo aquí Esperanza Aguirre, donde estás ahora, y apostaba porque «la foto de Colón es el gran éxito del centro-derecha español».

Hay que dejar el absurdo debate sobre no hacerse fotos. Lo que no creo que tenga ningún sentido es que personas que gobiernan juntos en comunidades autónomas luego abjuren de sí mismos o unos de otros para ir en la pancarta conjuntamente. No debería haber un debate sobre una foto entre Pablo Casado y Santiago Abascal, entre PP y Vox, gobernamos juntos y es totalmente natural que puedas estar juntos en una pancarta o incluso hacerte una foto juntos. No encuentro que tenga ningún sentido los complejos de una parte del PP respecto a sacarse una foto con Vox. Yo tengo enormes diferencias con Vox, pero no tengo ningún problema en sacarme una foto con Vox o con sus dirigentes cuando estamos defendiendo ideas y principios absolutamente honorables, fundamentales para la vida pacífica, civil, de libertad y de igualdad.

En 2019 le dedicaste una carta leída al Rey desde el Círculo Ecuestre de Barcelona: «La Corona no debe retroceder ni un milímetro de Cataluña», decías. 

Sin duda. La Corona tiene que estar muy presente en Cataluña y lo que me gustaría, lo decía en esa carta, es que se viera más con la mitad constitucionalista de Cataluña, con la mitad desamparada de Cataluña, con los jóvenes de S’ha Acabat, con los profesores de Universitarios por la Convivencia, toda una Cataluña que no ha recibido por parte del Estado en 40 años suficiente protección y visibilidad, como te decía antes. El rey Felipe VI se dirigió a ellos de una manera inédita y absolutamente emocionante en su discurso célebre del 3 de octubre de 2017 y le dijo a esa Cataluña «no estáis solos», y esa Cataluña necesita sentir su aliento, sentir su protección y la de todos nosotros.

Dices también que Cataluña ha pasado de una vía unilateral a la vía Sánchez.

El proceso sigue vivo. El proceso de segregación y de separación de Cataluña al resto de España empezó por la vía unilateral, la vía del golpe de Estado, que es el de octubre de 2017, esa vía fracasa, topa contra el Estado, contra el gran discurso del Rey, contra las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado, que actúan de manera ejemplar, contra la movilización cívica, contra los tribunales, es decir, los  golpistas acaban en la cárcel. ¿Qué es lo que pasó y cuál es el drama? Es que el socialismo y Pedro Sánchez a la cabeza convierten la victoria de la democracia, nos hurtan a nosotros, nuestra victoria, y se la entregan a los golpistas, a los separatistas, y reanudan el proceso, que se traslada desde el Parlamento de Cataluña, donde estaba en marcha, a las instituciones centrales, y ahora el líder de ese proceso es el propio presidente del Gobierno, que va a intentar, porque lo necesita simplemente para sobrevivir, avanzar en una vía de mutación constitucional que le permita mantener su alianza con Esquerra Republicana y con los partidos que promovieron esa postura y que la siguen promoviendo. 

¿Qué decir sobre la postura de Oriol Junqueras de dar un paso atrás y renunciar a la vía unilateral?

Tiene la vía Sánchez hacia la segregación y van a explorar la vía Sánchez todo lo que la vía Sánchez les de, y cuando la vía Sánchez fracase, porque fracasará, conseguiremos que fracase, volverán a las andadas en la vía unilateral, pero con una diferencia muy importante: volverán con el blanqueamiento y la legitimación que el socialismo les ha regalado a lo largo de estas semanas y estos meses.

El presidente del Gobierno ha sido investido con los votos de un grupo de golpistas, es decir, les han llamado Mandela, presos políticos, que lo mismo que llamarnos a los demócratas y al Estado represor dictatorial. Han pedido indultos para ellos incluso sin que ellos se arrepientan y abjuren de sus objetivos y sus métodos, es una cosa impresionante, una barbaridad.

¿Hay una fuerza alternativa constitucional fuerte para hacer frente al secesionismo en Cataluña? 

No, pero eso es lo que hay que construir. Hay que invertir en democracia, hay que hacer lo contrario de lo que hace Sánchez y lo que proponen que hagamos todos estos empresarios de allí y de aquí, hay que fortalecer a la mitad constitucionalista.

Cayetana Álvarez de Toledo: «Las élites españolas tienen una gravísima responsabilidad en lo que ha pasado en Cataluña»
Foto: Carola Melguizo.

En una entrevista reciente planteaste la idea de que vivimos dos grandes amenazas: la implosión identitaria y la tentación autoritaria y también que el liberalismo es el antídoto a la involución.

La democracia liberal está siendo asediada por varios flancos, uno de ellos es esa implosión identitaria, porque se produce dentro de las comunidades democráticas, es la obsesión por la identidad por encima de la igualdad de los ciudadanos ante la ley, son los feminismos, los separatismos, los nacionalismos, los indigenismos, todos estos movimientos nuevos que vienen promovidos por la izquierda. La izquierda deja en mayo del 68 de defender la igualdad, el obrero deja de ser el sujeto de su revolución y pasan a serlo los colectivos identitarios y se produce un proceso de involución, la izquierda reaccionaria se va hacia la involución y empieza a defender cosas que defendían los nacionalismos reaccionarios del siglo XIX y hacia atrás, puramente premoderno. Eso implosiona a las comunidades democráticas desde dentro, con grandes dosis de sentimentalismo y de emocionalidad dentro de la política que contribuyen a que se las políticas identitarias prosperen

Del otro lado, lo que se produce también es en movimiento pendular una trampa o una tentación autoritaria porque del caos iliberal, la implosión identitaria, surge luego una búsqueda de orden, una búsqueda dentro de unos sectores, de que alguien intente reordenar el mundo y el problema es que en ese movimiento pendular ese orden también puede ser un orden iliberal, un orden autoritario y por eso es tan importante que los que estamos en la gran centralidad, que no es ese centro definido como perfil bajo, el centro difuso, es la gran centralidad de la ilustración, de los valores racionales, un centro combativo, un centro ideológicamente beligerante en la defensa del liberalismo, nos reagrupamos, nos organicemos, nos defendamos y tengamos una actitud de militancia.

¿La derecha de este país está rota? ¿Está dividida?

Obviamente sí, no lo digo yo, solo hay que ir al Parlamento y verlo. Había un centro-derecha que ocupaba todo lo que está a la derecha a la izquierda, pero se dividió en tres: se fue por un lado Ciudadanos y luego por otro Vox y el PP en medio.

¿Cómo se debe dar la batalla cultural de la derecha? 

Con un gran proyecto político que incluye como eje central la batalla de las ideas y la batalla cultural frente al nacional-populismo. El nacional-populismo es la gran amenaza contemporánea y en España lo tenemos por partida doble o triple, tenemos movimientos separatistas y tenemos al frente del Gobierno a un personaje que es la encarnación populista, es el líder que no tiene principios, simplemente se mueve por un norte que es mantener su poder, que está dispuesto a todo y a lo que sea para mantenerse en el poder, que utiliza la mentira como instrumento cotidiano para hacer política y eso requiere una contundente oposición y una alternativa nítida. Necesitamos un gran proyecto para todo el espacio de la razón, que ya no es un espacio de de todo lo que está a la derecha y a la izquierda, es un nuevo espacio político que incluye liberales, conservadores, ácratas, socialdemócratas, progresistas e ilustrados, a gente que cree en los grandes principios de la Ilustración y por tanto en los grandes principios constitucionales.

¿Cómo vuelve el PP a ganar unas generales?

Con liderazgo y un gran proyecto político, a través de las ideas, con coraje y servicio de las ideas de la libertad. Hay como un curioso debate sobre este asunto, como si fuera un imposible, y a mí no me parece que sea tan difícil hallar la fórmula. En Madrid se ha conseguido, Madrid es un ejemplo de cómo se pueden hacer las cosas y cómo se puede ganar a la izquierda y son esas lecciones de las elecciones de Madrid que creo que debemos aplicar a nivel nacional.

¿La España del mañana solo tiene futuro con un Gobierno de derechas?

España seguirá existiendo y nos va a sobrevivir a unos y a otros. Ha sobrevivido momentos enormemente oscuros en su historia y sobrevivirá a Pedro Sánchez, ha sobrevivido a Pablo Iglesias y sobrevivirá a toda esta conjunción. España no va a ser solo de derechas, esa idea de que solo la derecha es la que garantiza España, no. Lo que garantiza es un orden constitucional, democrático y eso es lo que necesitamos, una España que tenga esos  valores, una España que sea en sí mismo un valor moral, y eso es la España constitucional y por eso no la podemos tirarla por la borda.

Fórmulas distintas para vivir juntos en España las hay, pero ninguna tan extraordinaria, tan equilibrada, tan justa y tan fértil como la alcanzada en 1978, un equilibrio extraordinario entre la diversidad española y la unidad, un principio de libertad e igualdad de los ciudadanos ante la ley, un principio democrático importantísimo y eso tenemos que preservarlo combativamente.

La Constitución no ha fracasado, la política sí. La reforma de la Constitución no es la solución, porque la Constitución no es culpable, como se ha hecho política sí. Se ha hecho política incrementalista, política que promovía la disgregación por encima de lo común, una política obsesivamente identitaria, narcisista, centrífuga y en eso sí hay una especie de hilo conductor entre la etapa del franquismo y la actual, no como dicen los separatistas o la izquierda radical, que dicen que la España constitucional es heredera del franquismo. En lo único que se puede parecer es en que las politicas identitarias se mantienen, se trasladaron del centro, de la España centralista a las periferias, pero son politicas identitarias y eso no sirve. Donde prolifera la política identitaria se reduce, mengua y sufre la democracia.

¿Se equivocó Pablo Casado al cesarte como portavoz?

Yo te diría que por mí evidentemente sí. Yo quería seguir siendo portavoz y me parecía que tenía todavía muchas cosas que hacer en política y a mí me gusta mucho esto y es un privilegio ser portavoz, por supuesto que sí.

A pesar de ya no estar en la primera línea, no has dejado de dar la batalla. Entiendo que vas a continuar en el PP ¿no?

Uno tiene que dar la batalla esté donde esté y la vida te va poniendo en distintos sitios, a veces dentro, fuera, arriba, abajo, lo importante son tus convicciones, tus principios, lo que defiendes, la causa y la causa sigue plenamente vigente. Yo veo algunas cosas que suceden ahora y recupero algunos debates que tuve o algunas intervenciones y veo que más o menso lo que atisbaba o pensaba que iba a ocurrir ha ido pasando y hay que seguir luchando desde donde estés. Ni un paso atrás.

¿El PP debe rectificar su estrategia de ruptura con Vox?

Yo creo que sí. No es que estemos condenados a entendernos, es que ya estamos entendiéndonos en autonomías y en dos ciudades donde gobernamos. Es una ficción esa ruptura, en el sentido de cara a la galería, porque la realidad fáctica es que gracias a Vox gobernamos en cuatro comunidades: en Murcia, en Andalucía, en Castilla y León y en Madrid otra vez. No podemos elucubrar sobre ficciones de rupturas, no existe esa ruptura, fácticamente estamos colaborando y lo mismo respecto a la proyección a futuro, aunque eso nunca se sabe porque en política pueden pasar muchas cosas, pero todas las encuestas apuntan a una necesidad para formar mayoría de un acuerdo entre PP y Vox, salvo que sea una gran coalición PP-PSOE, una posibilidad que existe y que yo defendí en su momento, una gran coalición constitucionalista, pero la alternativa a eso es una mayoría con Vox, con lo cual, te vas a tener que entender sí o sí. 

¿Debe el PP mirar más hacia la derecha por tanto?

Las categorías de derecha e izquierda están hoy en día muy tocadas por la irrupción brutal del nacional-populismo dentro de los sistemas democráticos como un burro de Troya, que los llamo yo, que los rompen por dentro. Hay que reagrupar todo el espacio constitucionalista. Yo tengo muchas diferencias con Vox, en su política europea, en muchas cosas que dicen incluso sobre la Nación ya que yo no comparto su visión de la Nación, me parece una nación esencialista, una nación orgánica, una nación casi biológica, una nación nacionalista, la mía es una nación Cívica, una nación de ciudadanos, pero defienden el orden constitucional y dentro de la defensa del orden constitucional tenemos que reunirnos personas muy diferentes y muy distintas, sino esa defensa no va a ser eficaz.

En el plano internacional, centrados en Latinoamérica y en cinco países (Chile, Perú, Colombia, Venezuela y Argentina), veamos las amenazas más latentes. ¿Qué ve y qué cree se debería hacer?

La amenaza de una involución de izquierda radical siempre ha estado ahí y no solo la amenaza, sino la realidad en América Latina. Es interesante ver los rasgos comunes que hay en todas las crisis y todos los fenómenos que se están produciendo y los hay. 

Esto que hablamos del culto a la identidad, la exaltación sentimental e irracionalidad en la política. La crisis de la socialdemocracia que lleva a los antiguos partidos socialdemócratas a convertirse en cascarones vacíos llenos de ideas y híperradicales de la izquierda más reaccionaria y fracasada, lo que Moisés Naím llama la necrofilia ideológica, asumen ideas fracasadas cientos de veces en la historia pero vuelven a la carga con estas ideas. Los complejos del centro-derecha en América Latina, muy parecidos a los que hay en España, el miedo del espacio de centro-derecha a defender activamente sus ideas y ha dar la batalla cultural.

Todos estos fenómenos se ven en todos estos países de la misma manera que los vemos aquí y por eso es tan importante que trabajemos juntos. Esto que yo digo de una reagrupación del espacio racional en España también lo hagamos con aliados en América Latina, de la misma manera que los populistas y la ultraizquierda y la izquierda están organizados en torno al foro Sao Paulo, al Grupo Puebla, nosotros, demócratas, tenemos que también trabajar unidos para defender nuestros valores allí y aquí.

Chile: a partir de unas protestas enormemente violentas se desencadena un proceso político que acaba en la liquidación de la Constitución que tenían y la puesta en marcha de un proceso completamente incierto que no sabemos cómo va a acabar. Son palabras mayores, no es simplemente una crisis desigualdad con gente que con legitimidad reclama unos cambios, que eso es legítimo y eso debe ser abordado desde la política, hay fuerzas muy radicales de izquierdas que aprovechan las reivindicaciones justas de las personas para cargarse los sistemas democráticos y constitucionales, y lo que ha pasado en Chile es enormemente preocupante.

Han entrado cantidad de independientes cuya inscripción no es que sea problemáticas desde el punto vista de que no son de derechas, es que son puramente antisistema y ácratas, y entonces la estabilidad propia de Chile, su prosperidad, la estabilidad institucional es un asunto que merece gran reflexión y atención de cara a los próximos meses y a esas elecciones que hay a final de mes. 

Perú: si gana Castillo, no será nada bueno para los peruanos. En el caso de Castillo hay un problema todavía mayor que el ideológico, y es la ignorancia, es una persona que no está preparada para gobernar. Es una reflexión que hacer muy seria sobre quiénes se dedican a la política y lo que está pasando dentro las élites de políticas. Lo que hay detrás de Castillo es una agenda iliberal muy preocupante para toda la región y para Perú muy en concreto. 

Colombia: todavía queda un año para unas elecciones pero es importantísimo que el espacio demócrata se organice y tenga un magnífico candidato para contraponer a los movimientos puramente disolventes que, aprovechan la angustia creada por la pandemia para intentar llegar al poder, son los velociraptors de la política, como decía Alejandro Fernández, aprovechan cualquier circunstancia, cabalgan a lomos del odio, del rencor, del miedo, de la angustia, para hacerse con el poder y destruir los sistemas democráticos desde el interior.

El señor Petro es otro es otro caballo de Troya a la democracia, es un señor que se está aprovechando de las legítimas reivindicaciones de mucha gente, las manifestaciones de protesta, para impulsar a través de la violencia una agenda y iliberal y para tumbar al Gobierno y para hacer imposible la reelección de un candidato de ese espacio democrático,  y por eso tiene que ser confrontado sin eufemismos. Colombia tiene que elegir entre Petro y el abastecimiento,  entre Petro y la prosperidad, entre Petro y el empleo, entre Petro y la democracia finalmente.

Venezuela: hay un proceso de negociación, yo soy siempre muy escéptica en los procesos de diálogo. La palabra diálogo es muy bonita pero siempre se utiliza para esconder otros propósitos por parte de algunos: dicen diálogo cuando en verdad quieren decir claudicación o dar oxígeno al régimen, el experto mayor del mundo en esto es Rodríguez Zapatero, que es el gran defensor del diálogo y lo que siempre quiere decir es promover los intereses de Nicolás Maduro de alguna forma, o los suyos propios.

Lo que hago es apelar a la responsabilidad de la comunidad internacional de meter máxima presión al régimen, y no sobre los demócratas. Me parece indigno cómo se ha comportado la comunidad internacional con los demócratas venezolanos, no se les ha dado el apoyo que merecían, se les ha tratado con una condescendencia infinita como si tuvieran que probar sus credenciales democráticas. Creo que habido lo que Mario Vargas Llosa llamó en su día un «racismo visceral» por parte de muchos europeos, que tratan a los venezolanos como jamás aceptarían que les tratasen a ellos, y que no apoyan de una manera contundente y decidida los esfuerzos de la oposición para conseguir en Venezuela lo que nosotros disfrutamos aquí, que es Estado de derecho, seguridad jurídica o pluralismo político, los básicos una democracia.

Argentina: soy muy cercana a Argentina por motivos evidentes, toda mi familia materna vive allí. Los argentinos nos libramos de los Kirchner y pensamos que por fin entraba una etapa de avanzar hacia la normalidad democrática, el fortalecimiento institucional, la prosperidad y que vuelva esta persona (Cristina Kirchner) envuelta en casos de corrupción y además promotora de lo peor que se puede promover en una comunidad política qué es el rencor y la división, es desolador y yo no quiero eso para Argentina. Es un país que ha tenido siempre un potencial extraordinario y que puede ser algo muy distinto a lo que está esta gente pequeñita y mezquina hacen de ella.


En el siguiente vídeo puedes ver la entrevista completa:

Cayetana Álvarez de Toledo responde a nuestra 11 preguntas rándom:

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