José Antonio Montano

Drama en gente

Drama en gente

Decía Fernando Pessoa que su obra constituía un “drama en gente”. Es decir, no un drama dividido en actos, como en el teatro habitual, sino un drama dividido en las personas (las ‘pessoas’) en que Pessoa se dividió.

Cs se mmmuere

Cs se mmmuere

“Mejor la destrucción, el fuego”, como terminaba Cernuda un poema. Sigue latiendo ese impulso. La tentación del cortocircuito. Hay un alivio de fondo en volver a la abstención (¡las manos limpias!), porque el no votar a Ciudadanos no se va a traducir en votar a los demás partidos, que me siguen pareciendo lamentables.

Sánchez Zunz

Sánchez Zunz

Sánchez da miedo. Es un personaje vacío y sin escrúpulos: un tecnócrata del poder. Paradójicamente, porque la realidad es paradójica, una de las soluciones aceptables de las próximas elecciones generales sería su victoria por mayoría absoluta.

Freír el aire

Freír el aire

De tarde en tarde me doy el caprichito de ir a Casa Aranda, fundada en 1932, el mejor sitio para comer churros en Málaga y en el mundo. Esa calle Herrería del Rey es además una de las pocas que quedan en la ciudad con su toque antiguo, con una estrechez y un abigarramiento que son una inmersión en otra época. En ciertas calles de Lisboa y Río de Janeiro me acordé de ella, y ahora en ella me acuerdo de Lisboa y Río de Janeiro. Si me abandono en una mesita, puedo percibir a mis paisanos como lisboetas o cariocas que hablasen en malagueño.

Atapuerca

Atapuerca

La palabra se despega del niño de dos años que se cayó en el pozo. El niño sigue allí –seguirá allí aunque saquen el cuerpo– pero la palabra se mueve en otro mundo, un mundo casi autónomo: de asociaciones, ecos, pensamientos, mitos. Un mundo frío para el niño, que no lo protege; pero nos puede servir para conjurar el miedo, para acompañar la pena, a los que estamos arriba, hasta que dejemos de estarlo.

Tres delicias

Tres delicias

Algo que ciertamente no se nombra con la palabra azar, sino con la palabra amistad, hizo que en el último tramo de mis lecturas de 2018 hubiese tres auténticas delicias. Tres libros elegantes, vitales y fecundos, con su puntito de melancolía, que es la señal de la alegría que va en la corriente del tiempo:

Leonorismo

Leonorismo

Cansa repetir otra vez que nuestra monarquía parlamentaria representa más los valores republicanos que los independentistas y los ‘cotarelos’, quienes en esencia están más próximos a Franco, en tanto que nacionalistas y antiliberales

La gallina

La gallina

Creo que fue Forges el que dijo que para relajarse ante un poderoso –por ejemplo, ante el jefe al pedirle un aumento de sueldo (sí, debía de ser Forges)– lo mejor era imaginarlo con una gallina encima de la cabeza. Esa gallina (no imaginada, sino real) es la que veo yo en la cabeza de nuestros autoproclamados republicanos, que tienen la palabra “república” todo el día en la boca al tiempo que demuestran con cada una de sus palabras y cada una de sus acciones que no tienen ni idea de republicanismo. Son de hecho, hoy, los de conducta menos republicana del país.

El tiempo grande

El tiempo grande

Me temo que tengo un pie dentro y otro fuera de la actualidad. Y casi diría que eso es lo que hay que tener. Como columnista debo mantenerme informado, cosa que hago con gusto: me lo paso pipa en el estrépito, en la trituración eléctrica de la jornada. Pero cuando todo es actualidad me ahogo. Hacen falta fugas, accesos al tiempo grande. Y para eso –además de la contemplación, el sueño, el erotismo, los paseos, la embriaguez o la amistad catacumbística– están las artes: la literatura, la música, el cine, la pintura.

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