enero

Sobre erizos y zorros

Sobre erizos y zorros

Uno comienza el año con alma de erizo. Es inevitable. “¿Para qué salimos?”, preguntaba el maestro Eckhart a sus monjes. “Para encontrar el camino de vuelta a casa,” les respondía. Así iniciamos enero. Pero esta bien que, al ponernos a andar, soñemos con grandes aventuras y amores inéditos. ¿Cómo, si no, nos iban a resultar creíbles los buenos propósitos que nos hacemos ante la soledad ubicua del espejo?

Una pisada en la arena

Una pisada en la arena

Para que la vida no se pareciera a ese aullido interminable del poeta, los viejos babilonios inventaron el calendario. Fue el primer acto de desobediencia frente al cosmos: el tiempo humano, dotado de una peculiar orografía, ya no sería nunca más el tiempo de la física, una hilera sin fin de instantes iguales y homogéneos.

Un segundo más en fin de año

Un segundo más en fin de año

El pavor que causa este tiempo último del año, el que obliga casi a pedir socorro con tal de salir indemne de la situación, que si la lista de los mejores libros, que si los momentos más importantes de estos meses en cada uno de los telediarios vistos,  no es tanto lo que se vive como la repetición perpetua de lo que uno vive. En estos días de cuenta atrás, los cuartos, cuidado abuela con las uvas, vestidos  horteras y luminosos como un cartel de motel de carretera, no pesa tanto el instante de lo que se sucede, cursis dixit, como la reiteración de lo que sucede. Despedimos el año con idéntico ritual todos los años. Agotador. Más aún cuando lo que estamos deseando es decirle adiós.

Publicidad
Publicidad
Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D