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Sánchez hará guiños a Feijóo para asegurarse un futuro en la UE tras abandonar La Moncloa

Las certezas desaparecen del discurso gubernamental con dos excepciones: el adelanto electoral y la candidatura en 2024. Después, Europa

Sánchez hará guiños a Feijóo para asegurarse un futuro en la UE tras abandonar La Moncloa

El partido está inquieto. Hay aire de fin de ciclo y eso se respira en las agrupaciones y federaciones socialistas. Los cuadros más altos tiran del oficialismo que les corresponde para asegurar que el meteorito que les obliga a mirar hacia arriba no será tan grande como parece y les permitirá reponerse de la nueva amenaza electoral como lo hicieron de la lucha contra los elementos pandémicos, volcánicos, y el terremoto del espionaje de Pegasus. Sin embargo, las bases y cuadros medios se retrotraen a 2010 y se preguntan qué patrón seguirá Pedro Sánchez: si el de Zapatero, huyendo de la candidatura para entregarse a la tarea de «observador de nubes», o el de Rubalcaba «asumiendo el marrón de sacrificarse por el partido» como cabeza de un cartel condenado a un fracaso histórico. 

Muchos piensan que «Pedro no es Alfredo y no se sacrificará por nadie. Velará por sus propios intereses». Y sus más cercanos auguran que «es el único presidente del Gobierno de quien sabemos donde quiere jubilarse». Su futuro no es otro que Europa. Y por ello Pedro Sánchez está absolutamente determinado a agotar la legislatura, incluso extenderla hasta enero de 2024, como adelantaron fuentes gubernamentales a  THE OBJECTIVE. Sólo el temor al impacto de un meteorito real y no figurado podría apartarle de sus planes de coronar la legislatura con la presidencia europea en el segundo semestre de 2023. 

Elecciones en enero de 2024

Y por ello, según explican fuentes cercanas a este periódico, pese a la reticencia del criterio jurídico de Felix Bolaños y el político de Óscar López, Pedro Sánchez quiere hacer uso del informe de la Abogacía del Estado que solicitó Mariano Rajoy y nunca usó para estirar la legislatura por causas de fuerza mayor.

No porque piensen rentabilizar la presidencia española del Consejo Europeo que «no da un sólo voto, como vimos con Macron» sino porque su verdadera campaña electoral podría moverse en los círculos europeos donde el presidente «le sale una sonrisa, es querido y respetado, y se mueve como pez en el agua» frente al árido y pedregoso terreno nacional. Y porque sería la plataforma de lanzamiento para la continuación de su carrera política: alguno de los altos cargos europeos que se renovarán en mayo de 2024, tres meses después de la fecha prevista en Moncloa para las generales. 

Un periodo de negociación de los pactos post electorales en el que Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo tendrán que pactar sobre la base demoscópica de un «triple empate técnico» entre PP, PSOE y Vox, con el fantasma acechante de la ingobernabilidad que obligó a repetir elecciones en 2016 y 2019, ahora en un contexto de posguerra y crisis económica. Hay quien sospecha que éste será el contexto idílico para un acercamiento PP/PSOE que, lejos de la gran coalición, servirá para alumbrar una discreta nueva abstención socialista al PP, si éste consigue ser primera fuerza. 

El viraje al PP, un win-win

Algo que aceptaría Feijóo para evitar un pacto con Vox y que encajaría a Sánchez consciente de que la suma con la izquierda ‘podemita’ se aleja cada día más por el hundimiento del suelo electoral de su socio. El reparto de cromos, o votos, de una abstención a la investidura del PP a cambio de su apoyo a Sánchez como futuro presidente del Consejo Europeo, del parlamento o incluso el jefe de la diplomacia europea, sustituto de Josep Borrell sería un revival del win-win favorable para ambas partes. 

Y así se explicaría el viraje fáctico hacia el centro que el Gobierno despliega desde que hace semanas en el Congreso estallara el escándalo Pegasus. Al margen de la oratoria incendiaria, PP y PSOE han iniciado un acercamiento que ha salvado al Gobierno de la derrota parlamentaria: la Ley de Seguridad Nacional, La Ley Audiovisual, las dos votaciones sobre la comisión de investigación de Pegasus… Habrá más, a sumar a la renovación del Consejo General del Poder Judicial tras las elecciones andaluzas del 19-J. Y sólo así, apoyándose en el PP, en la mayoría de los casos con abstenciones, podrá continuar con una legislatura en punto muerto en la que se ha cerrado el grifo legislativo y en el que una decena de leyes siguen bloqueadas por los socios de la alianza Frankenstein a la espera de elevarse al pleno. 

«Será candidato al 99%» 

Conscientes de esta realidad sobre la inestabilidad de la legislatura, es relevante que en el círculo más próximo al presidente nieguen con convicción un adelanto electoral y una renuncia a la candidatura: «Será candidato en 2024 al 99%». Pero no niegan la ‘operación europea’ que matizan sólo en el plazo temporal: «El plan estaba ideado para más adelante, tras un segundo mandato». Porque en Moncloa no computan el primer periodo en la cuenta de Sánchez en Moncloa, que sumaría seis años pero sin contar como primer mandato los dos primeros años tras la moción de censura contra Rajoy en 2018, lo cual le permitiría ignorar la promesa de limitación de presidencias a ocho años, «demostrando una vez mas que Sánchez no es un presidente al uso y no hará lo que hacen los demás» tampoco en esto.

Pero las certezas se han desvanecido del discurso del Ejecutivo, abierto ahora a rectificaciones de la hoja de ruta prevista. Semana a semana, las reuniones de ‘maitines’, los consejos de dirección y las reuniones de agenda planifican en Moncloa las estrategias para el corto, medio plazo respecto al calendario en ciernes. El Debate de la Nación ha tenido que ser reagendado en varias ocasiones, así como las intervenciones del presidente del Gobierno en la sesión de control del Senado o los plenos parlamentarios. 

Así las cosas, incendio tras incendio, escándalo tras escándalo, los estrategas de Pedro Sánchez recitan con fervor la letanía de que será candidato y podrá gobernar, aunque lo hacen con la boca pequeña. A algún ministro le ha traicionado recientemente el subconsciente al cifrar el mandato de Sánchez en seis años, dando por perdidas su posibilidades de revalidar en Moncloa en 2024. «Ya veremos», dicen con sombra de duda los menos dados al argumentario, quienes conocen de la resistencia de su jefe y de la diosa fortuna que hasta ahora ha sonreído al audaz líder socialista. Pero conscientes también de que en algún momento se acabará la suerte, y que Pedro Sánchez podrá dejar de ser aquel a quien «se le alinean los planetas» para acumular catástrofes, naturales o políticas.

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