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Iglesias alerta a los suyos de que tras el envío de armas habrá una intervención de la OTAN

Podemos entiende que existe un nicho electoral de votantes contrarios al envío de armas y que la operación oculta la intención de la Alianza Atlántica para intervenir

Iglesias alerta a los suyos de que tras el envío de armas habrá una intervención de la OTAN

Pablo Iglesias.

Pablo Iglesias está cada vez más presente en la vida interna de Podemos, a pesar de que hace casi un año anunció su salida de la primera línea política. Sus directrices, que a menudo adelanta en los programas de radio a los que acude o en su podcast La Base, suelen convertirse en elementos del discurso oficial del partido. Miembros de la formación morada sostienen que tanto Ione Belarra como Irene Montero siguen sus consejos.  

Una de las últimas directrices atañe a Ucrania. Podemos tiene un interés político de fondo en desmarcarse del PSOE en este asunto. La convivencia en el Ejecutivo debilita electoralmente a los morados, así que el partido ha decidido alejarse todo lo posible de sus socios de gobierno. Una derivada de esta política consiste en reforzar la imagen de Belarra y Montero, y la otra en poner en un apuro a Yolanda Díaz, tal y como se pudo comprobar el pasado miércoles en la sesión parlamentaria. 

Más allá de la táctica, subyace el problema de parar la sangría electoral entre los votantes de izquierda. Podemos es un partido cuyos dirigentes crecieron culturalmente en la crítica a la OTAN y Estados Unidos por las guerras de Irak y Kosovo. Sus militantes se reconocen en estas batallas políticas y los morados no quieren renunciar a este «nicho electoral», tal y como confirman varias fuentes de Podemos e Izquierda Unida. 

La cuestión electoral se traduce, por lo tanto, en una guerra de posiciones que Podemos interpreta que debe extenderse al conflicto de Ucrania. Y el razonamiento de su cúpula es que si Podemos se hubiese decantado por apoyar el envío de las armas a Ucrania, no podrá desmarcarse de otras decisiones difíciles de explicar a sus votantes

Operaciones híbridas

Iglesias está convencido, de hecho, de que las armas no resolverán la cuestión desde un punto de vista militar. «Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo; en cien batallas, nunca saldrás derrotado», decía Sun Tzu. Iglesias apela a este consejo para concluir que la resistencia ucraniana no tiene posibilidad real de hacer frente a la invasión rusa, y que antes o después la OTAN y los países europeos deberán entrar en el escenario de guerra con militares enviados a la región. A nivel militar es altamente improbable que la OTAN se decante por hacer frente a Rusia en combates directos, pero según los morados existen muchos matices para operaciones híbridas.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, viajó a Europa esta semana para observar más de cerca la situación en Ucrania. Durante su rueda de prensa del viernes, Blinken ha reiterado que la OTAN es una alianza defensiva y que no tiene intención de entrar en el escenario de guerra. Pero también ha lanzado un aviso a Putin, afirmando que si la guerra en Ucrania «viene a nosotros», la Alianza está «preparada» para defenderse.

Las críticas internas que recibe la cúpula morada son, no obstante, feroces. Aunque a menudo no trascienden, tanto los militantes como los cuadros están experimentado una fractura notable. Por un lado se encuentran los que apelan a apoyar sin fisuras a los combatientes ucranianos. Pero por otro lado los hay que creen que en esta escalda bélica la OTAN tiene su responsabilidad, y no renuncian a denunciar la actuación del gobierno de Ucrania en el Donbás (la zona oriental de Ucrania, cerca a la frontera donde hay mayoría rusa). 

Iglesias empezó argumentando que su conclusión se apoya en reflexiones de «amigos» que han trabajado para el Ejército. Es presumible pensar en el ex-Jemad Julio Rodríguez. Este mismo discurso ha sido repetido por Pablo Echenique e Ione Belarra, a demostración de que Iglesias sigue marcando la agenda del partido. 

Ministros de Unidas Podemos divididos

El problema al que se enfrentan los morados es que a nivel mediático están por primera vez en clara minoría. A nivel interno los dirigentes saben que en este momento la opinión pública está siendo muy condicionada por las radios y televisiones, donde consideran que su mensaje no está siendo reflejado como debería. Los nervios por el ninguneo de los medios, que Podemos achaca al presidente Pedro Sánchez, alimenta las tensiones en el Ejecutivo. Mientras que la postura tomada por Yolanda Díaz ha irritado a la cúpula morada. 

A lo largo de los últimos días se ha podido observar una clara división entre los ministros de Unidas Podemos. Por un lado, Yolanda Díaz, Alberto Garzón y Joan Subirats, y por el otro Belarra y Montero. Esta situación empuja a Podemos en el espacio de la izquierda más radical. So pena seguir perdiendo votos, según argumentan algunos. «Iglesias no da ni una desde hace tres años. Está muy fuera de la realidad», comenta un miembro del partido crítico con la cúpula.

Aun así, los datos demoscópicos salidos recientemente revelan que un 40% de la población es crítica con el envío de armas a Ucrania. Para Podemos estos datos ofrecen una oportunidad electoral. Y con ella la posibilidad de insistir en que este envío de armas en realidad esconde la voluntad de la Alianza Atlántica de intervenir de alguna manera en el conflicto para frenar a Rusia. Los morados preparan el terreno para su rechazo a esta acción, que consideran puede ganar popularidad en el medio plazo.

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