THE OBJECTIVE
Álvaro Nieto

Mentiras a la cara

El último libro de Pablo Iglesias es una burda colección de falsedades cuyo único objetivo es imponer un relato favorable para el exlíder morado

Opinión
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Mentiras a la cara

Pablo Iglesias. | EFE

El exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias ha publicado un libro para contar su experiencia en el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Se titula ‘Verdades a la cara’ (Navona, 2022) y, en realidad, no lo ha escrito él porque, como reconoce en la introducción, se ve incapaz de afrontar semejante tarea. «Yo no iba a escribir una mierda», se justifica cuando cuenta la propuesta que le hizo en su día el magnate Jaume Roures. Ya sabemos que no es un hombre especialmente dado al trabajo, así que lo que ha hecho es concederle una entrevista larga a uno de sus periodistas más cercanos, Aitor Riveiro, para que transcriba luego sus opiniones.

El libro es un burdo intento por construir un relato favorable de su paso por el Gobierno y con el único objetivo de presentar a Iglesias como víctima. Víctima de un sistema fascista en el que los medios de comunicación, la policía y los jueces se han aliado para acabar con él.

Así es la vida, amigos. El político más cancerígeno de los últimos 25 años en España, el líder más crispador, el hombre que estaba permanentemente con el ceño fruncido y que nos sermoneaba las 24 horas del día, de repente quiere que le recordemos como un corderito que vino a mejorar nuestra democracia y que tuvo que marcharse por la terrible intervención de los poderes fácticos.

Nada más lejos de la realidad, Pablo. Te fuiste porque los electores te dieron una gigantesca patada en el trasero. Y no sólo el 4 de mayo de 2021 en las elecciones madrileñas, sino una tras otra en todas las convocatorias en las que progresivamente fuiste perdiendo votos. Tus correligionarios te abandonaron cuando descubrieron tu verdadera cara, vieron tus incoherencias, cómo te comprabas un gigantesco chalé y cómo forzaste lo que no está en los escritos para sentar a tu pareja en el Consejo de Ministros. Y, en paralelo, tus propios compañeros se fueron hartando de tus maneras de macho alfa y de tu liderazgo autoritario. Te quedaste solo, y la culpa es tuya, no de los demás.

El libro se llama ‘Verdades a la cara’, pero en realidad es una portentosa colección de mentiras. Para empezar, hay numerosos datos erróneos, y es una lástima que el periodista no los haya contrastado mínimamente: nombres mal escritos (¿o es a propósito?) y anécdotas tan curiosas como atribuirle a la pareja de Carlos Herrera la condición de juez.

Iglesias y el ‘caso Dina’

Pero, sin duda, lo más grave del volumen es el grado de fabulación sobre todo tipo de asuntos. Donde más se miente es en el famoso ‘caso Dina’, al que dedica un tercio del libro y donde insiste en su particular teoría sobre la existencia de un plan de Estado para destruir a Podemos.

Iglesias vuelve a usar el hecho de que la policía encontrase una copia del móvil de una de sus asistentes en una casa del excomisario Villarejo para construir la teoría de que fue espiado por la denominada ‘policía patriótica’. Nada más lejos de la realidad. Lo hemos explicado alguna vez y lo seguiremos haciendo todas las ocasiones que sea necesario: el móvil llegó a Villarejo a través de la revista ‘Interviú’, no al revés. Y detrás no hay una historia de espionaje político, sino algo mucho más sencillo: celos, cuernos y venganza personal. Lo que pasa es que Podemos, con la colaboración de un fiscal sin escrúpulos, aprovechó un hecho completamente anecdótico para montar una supuesta campaña en su contra en vísperas de las elecciones generales de abril de 2019. Y les salió de cine.

Otro de los hechos donde se miente a mansalva es sobre el ‘Delcygate’. En THE OBJECTIVE ya hemos dedicado alguna información al asunto, pero llama la atención el descaro con que se construye un relato que parece coherente pero que no tiene nada que ver con lo que pasó. Iglesias, que dice que supo del viaje antes que nadie y que fue él quien avisó a Sánchez, asegura que el avión de Delcy Rodríguez simplemente estaba en Barajas de «parada técnica» para repostar antes de proseguir hacia Turquía. Basta comprobar el plan de vuelo para saber que la tripulación siempre tuvo previsto pasar la noche en Madrid, como finalmente ocurrió, y que Rodríguez no siguió el viaje en el Falcon en el que llegó a Madrid, sino que tomó un avión comercial a Doha cuando vio que no podía entrar en España y que iba a tener que esperar muchas horas en la terminal.

Y luego hay mentiras variopintas, como decir que no ha hablado en su vida con el asesor de Podemos José Manuel Calvente, cuando incluso ha sido su abogado en algunos pleitos personales; que estaba dispuesto a ir de número dos de Mónica García en las elecciones madrileñas, cuando lo que propuso fue justo lo contrario; o que su idea inicial era designar como sucesor a Íñigo Errejón, con quien mantenía fuertes diferencias.

Particular capítulo merece el relato de Iglesias sobre la pandemia. Aparte de poner de vuelta y media a varias ministras del PSOE, singularmente Nadia Calviño y María Jesús Montero, aunque también hace una sucia y sibilina mención a Carmen Calvo, su único propósito es salvar su propio pellejo: se inventa que él y su partido pidieron tomar medidas nada más ver lo que estaba pasando en China y, por supuesto, se quita cualquier tipo de responsabilidad en relación a los ancianos de las residencias.

Y lo más humorístico del libro es que Iglesias ve fascistas por todos lados y considera que la actual polarización que sufre España es por culpa de la «ultraderecha», sin admitir ni un ápice de autocrítica ni de responsabilidad. Está claro que vive en otro planeta.

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