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Ferran Caballero

De brujas, enanos e instituciones 'woke'

«En su cruzada contra la cruda realidad, por ejemplo, el Parlament de Cataluña ha decidido que indultará y se disculpará con las brujas»

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De brujas, enanos e instituciones ‘woke’

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. | Europa Press

Los profesores suelen decir que aprenden mucho de sus alumnos y los actores, que aprenden de sus personajes. Pero no siempre es cierto. A Peter Dinklage, el enano de Juego de Tronos, ese que recomendaba no olvidar nunca lo que eres porque el mundo no lo va a olvidar y a usarlo como tu mejor armadura para que nunca sea tu punto débil y nadie pueda usarlo para herirte; a ese enano, digo, no le gusta que Disney versione la película de Blancanieves manteniendo a sus siete enanitos con todos los estereotipos que la película, según denuncia, representaba. 

Yo no sé a qué estereotipos se refiere. Seguro que, si investigo un poco sobre los estereotipos de los enanos y luego miro la peli y me fijo un poco, los veré allí representados. Pero este no es el tema. El tema no es que los despiertitos no puedan encontrar en la realidad una confirmación de sus teorías, porque eso solo depende de ellos. El tema es si esas obras, esas películas que tanto les preocupan y ofenden, marcan realmente el alma de los niños con injustos prejuicios que luego, sin saberlo ni pensarlo, les llevarán a tratar mal a los pobres enanitos que encuentren en la realidad. Y eso es mucho más problemático, por lo peligroso que es este paternalismo psicoanalítico y sus posibles consecuencias y, simplemente, por lo cuestionable de la tesis. Yo no sé, repito, qué estereotipos se representan en la película, pero sé que a mi me caían la mar de simpáticos los enanitos, que son buenos tipos que trabajan y ayudan a la pobre Blancanieves en sus momentos de mayor necesidad. Sé que están hechos cada uno a su manera y comparten un mundo hecho a su medida y que unos duermen y otros gruñen y no sé qué más y que esta pluralidad es algo que me parece la mar de simpático y hasta positivo como ejemplo para los niños. A mi me vale esta postura naíf para imaginar que de tratar, de pequeño o ahora, con enanos en la vida real, los de ficción me habrían servido para ser algo más simpático con ellos, un poco como le ha pasado al propio Dinklage gracias a Tyrion Lannister.

Pero ya entiendo que no siempre es así. En su cruzada contra la cruda realidad, por ejemplo, el Parlament de Cataluña ha decidido que indultará y se disculpará con las brujas (eso dicen los titulares). Es una forma como cualquier otra de banalizar los indultos, y supongo que todo ayuda, y de profundizar en la gesticulación woke con la que vienen sustituyendo la gesticulación independentista que tan buenos resultados les ha dado hasta ahora. No por casualidad, sino porque la historia rima, esta misma semana la Generalitat ha concedido a Judith Butler el Premio Internacional Catalunya. Una buena semana, qué duda cabe, para las nietas de las brujas que no pudimos quemar. Y para todas aquellas, pobres brujas, que todavía hoy siguen en peligro. Porque, como bien decía aunque sin entenderlo una diputada de la CUP, las cazas de brujas no son cosa del pasado sino del capitalismo. Y más concretamente, diría yo, de las películas de Disney. 

Parece que vivimos en unos tiempos en los que es cada vez más difícil diferenciar la realidad de la ficción, pero algo que sí podemos aprender todos de nuestros pequeños, especialmente en épocas navideñas, es que si hay gente que confunde realidad y ficción es, básicamente, porque hacerlo tiene premio.

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