THE OBJECTIVE
Javier Capitan

La Europa de los pinchos

La situación era insoportable y el comité de dirección debía tomar una decisión urgente. “Por favor, con lo que han invertido para vivir en este edificio, como para tener que soportar esta situación” dijo el presidente. “Es que es como horroroso”.

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La Europa de los pinchos

La situación era insoportable y el comité de dirección debía tomar una decisión urgente. “Por favor, con lo que han invertido para vivir en este edificio, como para tener que soportar esta situación” dijo el presidente. “Es que es como horroroso”.

La situación era insoportable y el comité de dirección debía tomar una decisión urgente. “Por favor, con lo que han invertido para vivir en este edificio, como para tener que soportar esta situación” dijo el presidente. “Es que es como horroroso”, afirmó director general. La propuesta fue aprobada por unanimidad y al día siguiente empezaron las obras.Tres días después, los promotores del edificio convocaron a los vecinos para ver el resultado: “Es discreto y súper mono”, “y sobre todo práctico, o sea”, “el único problema es que venga un faquir, pero es ideal oye”… Con los cerebros ablandados, estaban todos felices tras demostrar al mundo que cualquier problema se puede solucionar desde la estupidez más absoluta.

Y es que los promotores del 118 de Southwark Bridge (Londres) tenían que poner coto a ese vicio que tienen los indigentes de dormir en la calle justo al lado de su edificio. Tras un minucioso análisis dieron con la solución: se ponen un pinchos en el suelo y problema solucionado. “A ver ahora quién es el valiente que se tumba a dormir ahí”. “Congratulations”. 

Todos sabemos que es muy molesto ver gente mal vestida y poco aseada en la puerta de casa durmiendo en el suelo. Que así no se puede empezar el día, porque que lo primero que te encuentres al salir de casa sea un indigente entre cartones le amarga el día a cualquiera. Y no te digo nada el impacto que supone encontrarte con uno de ellos después de una jornada agotadora de trabajo en la city. Lo fácil es poner a caer de un burro a los “pincheros”, pero, a poco que hagamos un esfuerzo por ponernos en su piel, comprenderemos que la situación les tenía que resultar insoportable. 

Lo preocupante no es que estos memos hayan puesto unos pinchos. Lo que de verdad importa es que las elecciones europeas acaban de sembrar de pinchos muchos países. Los de Southwark Brigde son fáciles de quitar. Los otros son un riesgo para todos. No se ven, pero son mucho más peligrosos. Yo no quiero la Europa de los pinchos.

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